O verdadeiro inimigo
(Abajo en Español)
Somos um regalo divino distraído. É uma maravilha incrível estar vivo e é tão paradoxal passar uma vida dispersa em pequenas e miseráveis situações imaginárias. Esta é a situação humana que produziu o desastre em que vivemos, porque ao estar distraído perdes de SENTIR, e assim não sentes o outro, não sentes o grito das espécies morrendo na Amazônia ou dos excluídos do sistema, ou a aberrante situação climática que criamos por não sentir a totalidade, por distração.
A pressa, o pensar caótico, o apelo contínuo das redes sociais, os gritos do desejo, a fanfarra das emoções sempre excitadas são fonte de um contínuo derramamento de luz, de atenção fragmentada em muitas frentes e situações que geram ansiedade, hiperatividade, angústia e falta de discernimento na hora de tomar decisões. As decisões são tomadas automaticamente pela mente parasita, infectada pelo vírus das opiniões levianas das redes sociais ou das fake news de amigos ou conversas superficiais.
Esta agitação interna esgota a energia e nos desconecta do Sentido e da Fonte. Não escutamos a música e corremos em vez de dançar. A vida se transforma em conflito entre o que estou vivendo e o que meu inconsciente deseja viver. Neste caos, caminhamos dia após dia, ano após ano, sem propósito, só com metas materiais e tratando inutilmente de controlar a vida que é rio doce que satisfaz e nos outorga a mirada fresca e perplexa ante a maravilha, que só se apresenta ante a quietude e o espaço silencioso e consciente. Nossas Abuelitas dos Andes, nossos Mestres das montanhas ou dos bosques patagônicos costumavam mover-se lentos e precisos. Sem agitar-se em sua palavra, alento ou movimentos. Em plena atenção persistente ao que chegava.
A humanidade sempre esteve exposta ao inimigo da dispersão, mas hoje é uma parte importante da paisagem, é um recurso do capitalismo essencial. E somos bombardeados por todos os ângulos com a proposta de agitação, superficialidade e distração; infantilizando-nos, criando seres humanos confusos e imaturos emocionalmente.
Nosso divórcio com a Essência que somos nos expõe a uma busca insaciável por fora. A Mística Andina propõe o antigo gesto andino da atenção plena e compreensão clara, como faculdade a cultivar, este fator é essencial, como cura das feridas psicológicas que provêm de pais desatentos ou professores adormecidos e mecânicos, e de uma vida de busca de distração, sem sentir nem perceber quem somos.
O ponto chave de toda a vida é sustentar a atenção na sensibilidade do Coração expandido. E continuamente manter a atenção: Inspiro consciente, expiro consciente, dou este passo atento, dou outro passo atento, abraço atento a minha amiga, converso atento, durmo atento, me sinto atento, silencio minha palavra inútil atento, estou atento à inquietação da mente superficial, recebo com afeto a tristeza. Esta chama da atenção é inapreensível, ocorre desde a Consciência e não desde a musculatura. É a atenção à respiração o ponto de partida e de retorno ante a dispersão. Chamamos a esta prática: meditação em ação.
Não tudo ocorre sentado e quieto, senão que na vida cotidiana, baixando a velocidade para poder estar atento ao que fazemos, sentindo no eixo da ação o Santo Alento de Pachamama. Pachamama, a Santa Terra nos respira, dando-nos Essência Vital e energia. Assim nos mantemos no fluxo criativo e inteligente, sendo uma chama de vida e não somente zumbis correndo atrás de espelhinhos coloridos. Ao aprender a sentir o alento, expandimos a luz da atenção consciente ao corpo, à postura e ao entorno. Observando e sentindo o corpo no corpo da Vida.
A percepção dos sentidos permanece a serviço da atenção consciente, e aprendemos a viver na consciência da consciência, este Nada profundo e escuro que nos nutre com sua Infinita Ternura e nos limpa o olhar interior, para receber a poesia do autoconhecimento. O anjo da Presença dança entre nossos cabelos, a flor sorri quando passamos, e nós, a ela, sentindo que não há dois, senão este Um sem dois.
Mantendo a lâmpada da atenção em contínua vigília, a Vida deixa de ser linear e se transforma no que É, um paraíso à deriva, uma bela música que enche o cântaro de ressonâncias e compreensão.
Mestres Andinos
ESP
Distracción y crisis climática
El verdadero enemigo
Somos un regalo divino distraído. Es una maravilla increíble estar vivo y es tan paradójico pasar una vida dispersa en pequeñas y miserables situaciones imaginarias. Esta es la situación humana que ha producido el desastre donde vivimos, porque al estar distraído te pierdes de SENTIR, y así no sientes al otro, no sientes el grito de las especies muriendo en Amazonia o los excluidos del sistema o la aberrante situación climática que hemos creado por no sentir la totalidad, por distracción. La prisa, el pensar caótico, el reclamo continuo de las redes sociales, los gritos del deseo, la fanfarria de las emociones siempre excitadas, son fuente de un continuo desprendimiento de la luz, de la atención fragmentada en muchos frentes y situaciones que generan ansiedad, híper actividad, angustia y falta de discernimiento a la hora de tomar decisiones. Las decisiones son tomadas automáticamente por la mente parásita, infectada por el virus de las opiniones ligeras de las redes o de las fake news de amigos o conversaciones superficiales. Esa agitación interna agota la energía y nos desconecta del Sentido y la Fuente. No escuchamos la música y corremos en vez de danzar. La vida se transforma en conflicto entre lo que estoy viviendo con lo que algo en mi inconsciente desea vivir. En este caos, caminamos día tras día, año tras año, sin propósito, solo con metas materiales y tratando inútilmente de controlar la vida, que es río dulce que satisface y nos otorga la mirada fresca y perpleja a la maravilla, que solo se presenta ante la quietud y espacio silencioso y consciente.
Nuestras Abuelitas del Ande, nuestros Maestros de la montaña o de los bosques patagónicos, acostumbraban moverse lentos y precisos. Sin agitarse en su palabra, aliento ni movimientos. En plena atención persistente a lo que llegaba. La humanidad siempre ha estado expuesta al enemigo de la dispersión, pero hoy es una parte importante del paisaje, es un recurso del capitalismo esencial. Y somos bombardeados desde todos los ángulos con la propuesta de agitación, superficialidad y distracción; infantilizándonos, creando seres humanos confusos e inmaduros emocionalmente. Nuestro divorcio con la Esencia que somos nos expone a una búsqueda insaciable por fuera.
A Mística Andina propone el antiguo gesto andino de la atención plena y comprensión clara, como facultad a cultivar, este factor es esencial como cura de las heridas psicológicas que provienen de padres desatentos o profesores adormecidos y mecánicos, y una vida de búsqueda de distracción, sin sentir ni percibir quienes somos. El punto clave de toda la vida es sostener la atención en la sensibilidad del Corazón expandido. Y continuamente mantener la atención: Inspiro consciente, espiro consciente, doy este paso atento, doy otro paso atento, abrazo a mi amiga atento, converso atento, duermo atento, me siento atento, silencio mi palabra inútil atento, estoy atento a la inquietación de la mente superficial, recibo con afecto la tristeza. Esta llama de la atención es inasible, ocurre desde la Conciencia y no desde la musculatura. Es la atención a la respiración el punto de partida y de retorno ante la dispersión. Llamamos a esta práctica: meditación en acción. No todo ocurre sentado y quieto, sino en la vida cotidiana, bajando la velocidad para poder estar atento a lo que hacemos, sintiendo en el eje de la acción el Santo Aliento de Pachamama. Pachamama, la Santa Tierra nos respira, dándonos Esencia Vital y energía. Así nos mantenemos en el flujo creativo e inteligente, siendo una llama de vida y no solamente zombis corriendo detrás de espejitos de colores. Al aprender a sentir el aliento, expandimos la luz de la atención consciente al cuerpo, a la postura y al entorno. Observando y sintiendo el cuerpo en el cuerpo de la Vida.
La percepción de los Somos un regalo divino distraído. Es una maravilla increíble estar vivo y es tan paradójico pasar una vida dispersa en pequeñas y miserables situaciones imaginarias. Esta es la situación humana que ha producido el desastre donde vivimos, porque al estar distraído te pierdes de SENTIR, y así no sientes al otro, no sientes el grito de las especies muriendo en Amazonia o los excluidos del sistema o la aberrante situación climática que hemos creado por no sentir la totalidad, por distracción. La prisa, el pensar caótico, el reclamo continuo de las redes sociales, los gritos del deseo, la fanfarria de las emociones siempre excitadas, son fuente de un continuo desprendimiento de la luz, de la atención fragmentada en muchos frentes y situaciones que generan ansiedad, híper actividad, angustia y falta de discernimiento a la hora de tomar decisiones. Las decisiones son tomadas automáticamente por la mente parásita, infectada por el virus de las opiniones ligeras de las redes o de las fake news de amigos o conversaciones superficiales
Esa agitación interna agota la energía y nos desconecta del Sentido y la Fuente. No escuchamos la música y corremos en vez de danzar. La vida se transforma en conflicto entre lo que estoy viviendo con lo que algo en mi inconsciente desea vivir. En este caos, caminamos día tras día, año tras año, sin propósito, solo con metas materiales y tratando inútilmente de controlar la vida, que es río dulce que satisface y nos otorga la mirada fresca y perpleja a la maravilla, que solo se presenta ante la quietud y espacio silencioso y consciente. Nuestras Abuelitas del Ande, nuestros Maestros de la montaña o de los bosques patagónicos, acostumbraban moverse lentos y precisos. Sin agitarse en su palabra, aliento ni movimientos. En plena atención persistente a lo que llegaba.
La humanidad siempre ha estado expuesta al enemigo de la dispersión, pero hoy es una parte importante del paisaje, es un recurso del capitalismo esencial. Y somos bombardeados desde todos los ángulos con la propuesta de agitación, superficialidad y distracción; infantilizándonos, creando seres humanos confusos e inmaduros emocionalmente. Nuestro divorcio con la Esencia que somos nos expone a una búsqueda insaciable por fuera. A Mística Andina propone el antiguo gesto andino de la atención plena y comprensión clara, como facultad a cultivar, este factor es esencial como cura de las heridas psicológicas que provienen de padres desatentos o profesores adormecidos y mecánicos, y una vida de búsqueda de distracción, sin sentir ni percibir quienes somos.
El punto clave de toda la vida es sostener la atención en la sensibilidad del Corazón expandido. Y continuamente mantener la atención: Inspiro consciente, espiro consciente, doy este paso atento, doy otro paso atento, abrazo a mi amiga atento, converso atento, duermo atento, me siento atento, silencio mi palabra inútil atento, estoy atento a la inquietación de la mente superficial, recibo con afecto la tristeza. Esta llama de la atención es inasible, ocurre desde la Conciencia y no desde la musculatura. Es la atención a la respiración el punto de partida y de retorno ante la dispersión. Llamamos a esta práctica: meditación en acción.
No todo ocurre sentado y quieto, sino en la vida cotidiana, bajando la velocidad para poder estar atento a lo que hacemos, sintiendo en el eje de la acción el Santo Aliento de Pachamama. Pachamama, la Santa Tierra nos respira, dándonos Esencia Vital y energía. Así nos mantenemos en el flujo creativo e inteligente, siendo una llama de vida y no solamente zombis corriendo detrás de espejitos de colores.
Al aprender a sentir el aliento, expandimos la luz de la atención consciente al cuerpo, a la postura y al entorno. Observando y sintiendo el cuerpo en el cuerpo de la Vida.
Maestros Andinos